En noveno grado, estaba paseando en bicicleta cuando escuché al Señor que me decía: «Nicole, quiero que seas misionera». Cuando me gradué de la escuela secundaria, supe que Él me estaba guiando a servir en El Cairo, Egipto. Serví allí durante más de tres años. Una cosa que me enseñaron los líderes de mi equipo fue el concepto de «todas las almas». Lo que esto significaba era que no estábamos en Egipto para llegar sólo a los egipcios, sino a todas las almas que se cruzaran en nuestro camino, sin importar quiénes fueran o de dónde vinieran. Aunque llegamos a muchos egipcios, ¡también llegamos a personas de todo el mundo!

Casi al final de mi estancia en Egipto, Dios me llevó a Viena, Austria. Esta misión de llegar a «todas las almas» se ha hecho aquí aún más real.

Lo que he aprendido sirviendo en Europa es que alcanzar almas para Jesús no es una estrategia de «talla única». Al entrar en misiones, podemos fácilmente mirar el país al que vamos o el grupo de personas más grande, aprender sobre esa cultura específica, y luego sentir que estamos listos para comunicar el Evangelio. Lo que he aprendido es que hacer misiones en Austria requiere más. Aunque aprender la cultura austriaca y cómo piensan los austriacos es extremadamente importante, no podemos detenernos ahí.

En esta gran ciudad vive gente de todo el mundo y de culturas completamente diferentes. Estoy formando como discípula a una mujer de Turquía que antes era musulmana. Hay una mujer que asiste a nuestra iglesia y que antes formaba parte de una secta filipina. Hay una familia cuyo padre es egipcio, su madre americana y sus hijos crecen en Austria. Nuestra iglesia está llena de personas que tienen esta hermosa mezcla de culturas y orígenes.

Aunque el Evangelio es el mismo en todas las culturas, lenguas y países. Las personas entienden y comunican este Evangelio de manera diferente. Estoy aprendiendo que para alcanzar a todas las almas con el Evangelio de manera efectiva, tengo que perder mi idea de lo que pensaba que eran las misiones. En lugar de encasillar un lugar en una categoría, tengo que mirar a cada alma. Cada persona tiene su propia historia y sus propias experiencias que han afectado su forma de ver a Jesús. Esto me ha desafiado a esforzarme de verdad por comprender profundamente a cada persona y quiénes son individualmente.