Desde el terreno: Actualización sobre Marruecos y Libia

Eurasia

Jane, miembro de una comunidad cristiana internacional, se despertó temblando. No se trataba de una pesadilla, no era un sueño en absoluto.

Fue poco después de las 11 de la noche del 8 de septiembre de 2023. Jane se encontraba a tan solo 44 millas del epicentro de un terremoto de magnitud 6,8 en el sur de Marruecos. El terremoto mató a más de 2.900 personas. También desplazó a 300.000 personas, entre ellas Jane, que pasó horas en vela en la calle con sus amigos y vecinos musulmanes, orando para que no hubiera réplicas graves.

Cuatro días después, Chris, un colaborador del ministerio en Derna (Libia), se asomó alarmado a la ventana. El agua corría por las calles arrastrando cadáveres. Cuando Chris salió por fin de su casa para entrar en la ciudad que ama, una cuarta parte de la ciudad había sido arrastrada por el mar Mediterráneo, dejando 11.300 muertos, más de 10.000 desaparecidos y al menos 30.000 desplazados.

El director ejecutivo de AGWM, Greg Mundis, afirma: «Nos duele en el corazón el sufrimiento padecido por tantas personas en Marruecos tras el horrible terremoto y por el pueblo de Libia tras esta devastadora inundación. En respuesta, estamos movilizando a la iglesia a orar para que nuestros hermanos creyentes reciban el consuelo y la fortaleza de Dios para resistir, así como para que reciban la ayuda de alivio que necesitan urgentemente. También necesitamos orar para que el amor y la compasión de Dios brillen a través de las vidas de los creyentes marroquíes y libios como un testimonio de esperanza para tantos no creyentes que están sufriendo y necesitan conocer a Cristo».

La tristeza se mezcla con la alegría de los que están sobre el terreno.

«Estamos agradecidos de que todo nuestro personal y todos nuestros socios, así como los creyentes locales con los que estamos asociados en el terreno, sobrevivieron al terremoto en Marruecos y a la inundación en Libia», dijo el Director de Área para el Mundo Árabe, Dick Brogden.

A pesar de esta alegría, todavía hay un inmenso dolor por los 2.900 muertos en Marruecos y los 11.300 muertos en Libia, que, según todas las informaciones disponibles, eran musulmanes.

«La mayor tragedia cuando ocurre un desastre en algunos lugares y entre los pueblos que no han sido alcanzados no está en la devastación que queda atrás, ni en el precio de la reconstrucción cuando todos los bienes físicos se han perdido o destruido», dijo Brogden. «Es que estos preciosos hombres y mujeres no tienen más oportunidad de escuchar el Evangelio, ser salvos del pecado y recibir la vida eterna en la presencia de Jesús».

Sin embargo, surgió la esperanza cuando el personal de AGWM respondió inmediatamente con la compasión de Jesús.

Una de las virtudes del cuerpo de Cristo es la unidad que se experimenta en tiempos de prueba. Múltiples iglesias de las Asambleas de Dios enviaron ayuda de inmediato tanto a Marruecos como a Libia. Otras entidades sin fines de lucro como Mesa de Piedra [Stone Table] y Convoy de la Esperanza [Convoy of Hope] también contribuyeron generosamente con fondos, soluciones hídricas y personal, proporcionando recursos de inmediato para que la intervención de los equipos de AGWM en el terreno pudiera ser oportuna y efectiva.

Los socios hicieron posible el trabajo sobre el terreno no solo a través de los fondos, bienes y personal que ponen a disposición, sino también a través de su experiencia, conexiones, asesoramiento y apoyo logístico que permite una acción expedita.

«Estamos muy agradecidos por el cuerpo de Cristo y por la forma en que todos podemos trabajar unidos para expresar la compasión de Cristo a través del alivio físico de una manera que puede conducir a la liberación eterna», dijo Brogden.

Ayuda en Marruecos

En Marruecos, helicópteros del gobierno trasladaron a los heridos más graves a los hospitales de Marrakech, donde recibieron atención médica gratuita. Sin embargo, tras recibir el alta, los pacientes se encontraban sin dinero para comprar medicamentos vitales necesarios para su recuperación.

«Una doctora creyente, amiga de uno de nuestros miembros del personal, contrató personalmente a una farmacia para proporcionar medicamentos a estas personas de forma gratuita. Ella y su familia estaban dispuestos a “pagar la cuenta” desinteresadamente», dijo un miembro del personal internacional de la iglesia. «Gracias a los donativos, hemos podido ayudar en esta área de necesidad única. Sin embargo, la verdadera “victoria” es la relación que se ha desarrollado entre el médico y el paciente. Las puertas están abiertas de par en par para futuros seguimientos».

El personal de Convoy de Esperanza estuvo en contacto inmediato con nuestros trabajadores sobre el terreno y dos de sus representantes llegaron a Marruecos en 3–4 días. Se unieron a nuestro personal en el acceso y la transición a la siguiente fase de lo que son las necesidades más inmediatas más allá de los alimentos y el agua: agua potable, estaciones de saneamiento, refugios prefabricados, cemento para reconstruir, burros, ovejas y gallinas para reemplazar el ganado que perdieron.

Los marroquíes se ofrecieron rápidamente a donar sangre para los necesitados. El personal internacional de la iglesia, junto con otros trabajadores globales de la comunidad, colaboraron utilizando la iglesia como punto de reunión para empaquetar alimentos, agua, mantas y generadores de emergencia. Estos artículos se entregaron a quienes habían perdido sus hogares y a sus seres queridos. La distribución se coordinó con quienes vivían en zonas clave de la cordillera del Atlas, lo que permitió el acceso directo a las zonas remotas, ya que los líderes locales de las aldeas los conocían y respetaban. En los tres primeros días tras el terremoto se entregaron unas 750 cajas de alimentos y 500 mantas.

Dos equipos de plantación de iglesias se encuentran en la zona del terremoto. Uno, un equipo de Vivos Muertos [Live Dead], y el otro, un equipo de iglesia internacional en el borde de la zona del terremoto.

El equipo de Vivos Muertos reunió inmediatamente agua, alimentos, mantas y refugio y los transportó a las zonas devastadas. Caminando tres horas desde su campamento base en las montañas, el equipo pudo entregar suministros y atender a familias musulmanas afligidas en las zonas más afectadas.

«Algunos vienen a repartir agua, se hacen una foto y se van», explica un trabajador sobre el terreno en Marruecos. «Nosotros estamos aquí, nos quedamos y vivimos con la gente. Repartimos agua, nos sentamos con ellos, oramos y damos esperanza. Lo que la gente realmente quiere después del desastre es volver a encontrar la Esperanza».

Otros miembros del personal de AGWM y un equipo de lanzamiento de Vivos Muertos llenaron varios vehículos con suministros y los transportaron en convoy a dos puntos de reunión, donde se unieron a la distribución de emergencia y a la atención a los afligidos.

«Estas acciones se realizaron en nombre de Jesús y su respuesta compasiva y de rápida intervención ha abierto la puerta al acceso continuo al Evangelio allí donde antes estábamos restringidos, especialmente en aldeas remotas de montaña», afirmó Brogden.

Los trabajadores de la iglesia internacional y los equipos de Vivos Muertos tuvieron oportunidades divinas de reunirse con la gente afligida de la aldea. «Algunas de las mujeres prestaron primeros auxilios básicos mientras se sentaban, escuchaban, lloraban y oraban con mujeres que habían sufrido grandes pérdidas», relató un miembro del personal de la iglesia internacional. «Algunos de los hombres, después de entregar suministros de alimentos, volvieron a las aldeas en las que habían estado con balones de fútbol para los jóvenes».

Estos pequeños gestos ampliaron las oportunidades de regresar a estas zonas en futuras visitas, proporcionando puertas abiertas para proclamar el Evangelio.

Ayuda en Libia

En Egipto, el personal y los socios de Vivos Muertos colaboraron con los socios egipcios locales para enviar camiones cargados de suministros a través de la frontera egipcio-libia hasta Derna. Los organismos islámicos de socorro se sorprendieron de que la mayoría de los bienes y suministros vitales fueran donados por iglesias egipcias y organismos cristianos internacionales. Los camiones llegaron a manos de un miembro de una iglesia internacional local, que los distribuyó entre los que sufrían en el nombre y el espíritu de Jesús.

«La organización no gubernamental con la que trabajamos aquí ha sido increíble», afirma un trabajador sobre el terreno. «Terminamos el proyecto y enviamos cincuenta camiones grandes de suministros médicos y alimentos».

El impacto eterno

Vivir entre quienes perdieron a sus seres queridos en el terremoto y la inundación es devastador, especialmente cuando el personal de AGWM vive con grupos de personas no alcanzadas con acceso limitado al Evangelio. La sobriedad que se siente ante quienes han perecido, sin tener otra oportunidad de oír hablar del perdón de los pecados y de la vida eterna, es de gran peso.

«En la inmediatez de la crisis, no tenemos tiempo para pensar en profundidad, solo nos sumergimos en el trabajo y hacemos lo que hay que hacer», afirma Brogden. «Cuando la tierra bajo nosotros deja de temblar y las inundaciones retroceden, la emoción aumenta. La alegría se mezcla con la tristeza».

Hay gozo cuando los socios ministeriales de AGWM expresan de forma tangible el amor de Jesús y de la Iglesia a los que sufren. Hay dolor por los que han perecido sin Cristo, y agonía por los miles de muertos de los que no se tiene constancia que hayan recibido a Cristo como Salvador.

Para los que trabajan sobre el terreno, este dolor y esta agonía no son paralizantes, sino motivadores. Estos trabajadores viven a diario con la realidad de que el tiempo en la tierra es limitado. El desastre en la tierra es un recordatorio de que el Día del Señor está casi sobre nosotros, y la voluntad del Señor es que nadie perezca. La muerte sirve como recordatorio de la belleza de la vida y del don de la vida eterna disponible para todas las personas en Cristo Jesús.

«Queremos ver un alma más salvada para la vida eterna, una familia más, un grupo de personas más, ¡una más Señor Jesús, una más!», dijo Brogden.

Oportunidades para ayudas futuras en caso de crisis

En 2022, los trabajadores globales del Mundo Árabe pusieron en marcha la Red de Intervención Rápida (RIN, por sus siglas en inglés para Rapid Intervention Network), adoptada de su agencia hermana, Fronteras [Frontiers]. La red se diseñó para escenarios como los ocurridos en Marruecos y Libia. RIN permite al personal responder inmediatamente, coordinando la ayuda de todos los socios disponibles tanto en el extranjero, como sobre el terreno. Esta red de respuesta funciona de una manera Cristocéntrica y basada en la iglesia, incluso en las zonas menoa alcanzadas.

«Honramos la dignidad de los que sufren, al tiempo que dejamos claro que nuestra compasión por su desastre físico tiene sus raíces en el corazón de Dios por ellos y en su deseo de salvarlos para siempre del desastre eterno, del pecado, del dolor, de las lágrimas y de la pérdida», dijo Brogden.

Motivos de oración por Marruecos y Libia

A medida que el impacto de estos desastres continúa desarrollándose, los creyentes locales y los trabajadores sobre el terreno están trabajando día y noche para ayudar a los traumatizados. Oremos por su fortaleza espiritual y su serenidad emocional. Enfrentarse a tal cantidad de sufrimiento puede ser abrumador a medida que la adrenalina se desvanece.

Oremos para que, a medida que la crisis avanza hacia retos crónicos, los miembros de la iglesia internacional y los creyentes locales encuentren la manera de seguir ministrando a los afectados por el desastre, aprovechando las oportunidades en las nuevas áreas que ahora son accesibles.

«Realmente queremos satisfacer las necesidades físicas, pero nos damos cuenta de que la mayor necesidad, incluso en la tragedia, es que hombres y mujeres reciban a Jesús como Salvador», dijo Brogden.

Oremos para que la trágica realidad de la brevedad de la vida lleve a muchos marroquíes y libios a volverse a Jesús como Salvador de sus cuerpos y almas.

«No olvidemos nunca que ningún sufrimiento es comparable al sufrimiento eterno y que lo más amoroso que podemos hacer es formar discípulos y establecer la iglesia», dijo Brogden. «Toda nuestra compasión está arraigada en el amor eterno de Dios por los que sufren, y en su plan eterno de llevarlos a su presencia sanadora y satisfactoria... por toda la eternidad».

Aunque un donativo económico ayuda a cubrir las necesidades físicas de quienes sufren estas catástrofes, quienes están sobre el terreno también dependen de las oraciones para que puedan acompañar a los que sufren hasta Jesús, el único que puede mantenerlos eternamente a salvo.

Para ayudar a responder a la catástrofe pensando en la eternidad, contribuya en el siguiente enlace:

https://giving.ag.org/donate/600001-515049?comments=Earthquake%20Relief

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